Decisiones



  Hay que proseguir. El no abandonar da mucho. Perseverancia. Constancia. Determinación. Tenacidad.

   Hay muchas palabras que describen una voluntad inquebrantable, pero son muy pocas las que se refieren a una inteligencia emocional tal que permita a alguien saber cuándo: cuándo sí y cuándo no. Porque hay situaciones en las que las medias tintas de nada sirven; o estás, o no estás.

   Hay veces en las que la decisión es lo suficientemente importante como para dilatarla en el tiempo —durante un periodo razonable— y no precipitarse. Pero, al fin y al cabo, deberás tomarla en algún momento.

   Y es probable que te equivoques. Y es muy probable que creas que te has equivocado, que te arrepientas. Por eso es posible que intentes volver atrás; y puede —o no— que lo consigas. Y puede —o no— que la rectificación salga bien.

   O puede que sigas adelante con la decisión que has tomado, sabiendo que fue la correcta o pese a saber que no lo era. Pero así es, hay decisiones con las que no te enfrentas solo en el momento de tomarlas; debes convivir con ellas. Y es que creo que esa es la clave: si puedes convivir con ella, posiblemente debas seguir así; y, si no, rectificar es de sabios. Porque esta era la palabra a la que me refería al principio.

   Como diría un artista al cual admiro, la vida consiste en tomar decisiones, y tomarlas implica un riesgo. Así que arriésgate. Vive.

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